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Selección natural vs. selección artificial

La selección natural es uno de los fenómenos que provoca la evolución y la aparición de nuevas especies. Este proceso que ocurre de forma natural también puede ser algo forzado por el ser humano. A este fenómeno se le conoce como selección artificial, y los seres humanos llevamos mucho tiempo practicándola de forma consciente e inconsciente con la selección y cruces de distintos individuos en prácticas agrícolas y ganaderas
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En la selección artificial, somos los humanos los que decidimos las características que nos resultan beneficiosas y fomentamos su expresión en las siguientes generaciones, mientras que eliminamos las características que no nos son útiles.
Actualmente, la selección artificial se utiliza como técnica de control reproductivo para seleccionar las características de animales domésticos o de plantas cultivadas. En función de nuestras preferencias, dirigimos el proceso evolutivo ya sea de forma consciente porque determinamos qué individuos son los que queremos que se reproduzcan, o inconsciente, ya que en muchas ocasiones hacemos que plantas o animales domésticos se crucen entre sí sin tener el objetivo de obtener nuevas generaciones con las mismas características.
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El ejemplo más cercano de selección artificial por parte del ser humano se puede observar en las razas de perro que conocemos actualmente. El perro (Canis lupus subsp. familiaris) no es más que una subespecie del lobo (Canis lupus) que ha evolucionado por el proceso de selección artificial debido a la domesticación por parte del ser humano.
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El perro es posiblemente el primer animal domesticado por el ser humano y, a lo largo de diez mil años de domesticación, hemos llegado a crear hasta 800 razas diferentes, todas ellas a partir de la selección artificial.
La selección artificial, sin embargo, tiene un riesgo, más aún en el caso de las razas de pe rro. La moda de poseer perros de raza pura hace que los cruces se realicen siempre entre individuos de la misma raza con lo que estamos provocando una deriva génica de forma artificial en la que disminuye la diversidad genética y, por ende, aumentamos el riesgo de que los perros que nacen tengan enfermedades hereditarias por la presencia de genes defectuosos.
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